lunes, 11 de octubre de 2010

LA "CLEPSIDRA" EL RELOJ DE AGUA

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Proviene del latín clepsydra, que a su vez deriva del griego Klepsydra que significa ladrón de agua. De origen mesopotámico, es un instrumento que sirve para medir el tiempo a partir de lo que tarda en caer el agua de un recipiente a otro.

Durante muchos siglos la gente ha utilizado los astros (estrellas, luna y sol) para la medición del tiempo. Pero no fue hasta en la época egipcia cuando se empezaron a utilizar las primeras clepsidras, especialmente durante la noche cuando los relojes de sol ya no servían. Consistían en vasijas de barro llenas de agua hasta una medida, con un orificio en su base por el que salia el agua a una velocidad determinada y por lo tanto en un tiempo concreto. El cuenco estaba marcado con varias marcas que indicaban el tiempo transcurrido en las diferentes estaciones del año.
En Grecia estos relojes siguieron usándose en los tribunales de Atenas para medir el tiempo de los oradores. Platón los perfeccionó, siendo su función no solo de medidor de tiempo sino también de alarma, que utilizó para despertar a sus alumnos de la academia. Más tarde fueron introducidos en los tribunales de Roma con el mismo fin  y también en las campañas militares para señalar las guardias nocturnas.
Desafortunadamente, no se ha conservado ninguna clepsidra antigua y sólo conocemos su funcionamiento por las descripciones de Vitrubio. La clepsidra desplazó los relojes de sol y fue utilizado en Europa hasta la llegada del reloj de péndulo que fue patentado en 1656 por Christian Huygens.
Pero si queréis ver un reloj de agua actual no tenéis más que acercaros por Berlín donde en 1982 el francés Bernard Gitton diseñó en el Europa Center un reloj de 13 metros de altura. Tiene tres pisos con 12 esferas de cristal grandes que nos permiten ver las horas transcurridas y 30 pequeñas y achatadas que se llenan en dos minutos por lo que todas representan una hora. Cuando han transcurrido 60 minutos, es decir, cuando ya se han llenado 30 de las esferas pequeñas, el contenido de estas fluye en la correspondiente esfera grande que indica la hora y el ciclo de las esferas pequeñas se inicia de nuevo. Una manera inmejorable de disfrutar del fluir del tiempo ¿no crees?
El origen de la clepsidra

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